Ganamos el clásico pese a todas las adversidades.
Los guerreros celestes no se rinden y se las juegan hasta el pitazo final, pese a las adversidades referiles y planillas más caras que no juegan con la pasión de los bravos ariqueños.
Con gran alegría y emoción celebraban el nuevo triunfo ante el «archirrival» en la cancha «Alfredo Rossi Montana» en la cual se siente la presión de la parcialidad local.
En el vestuario perdedor, seguían mordiendo la rabia y dando excusas inexplicables a la prensa de la región de Tarapacá.
Esta vez el equipo visitante intentó jugar el partido fuera de la cancha, tratando de ensuciarlo y sacar ventaja cada vez que tenían la oportunidad. Primero el equipo iquiqueño se demoró en el ingreso al terreno de juego y no lo hizo con el rival, árbitros y la bandera del «Fair Play» como lo estipulan las reglas del torneo, se salvaron de ser amonestados antes del inicio del partido.
Luego el arquero Limenza se tiró al suelo para intentar suspender el partido o sacar algún tipo de ventaja, cuando simplemente le cayó un rollo de papel, como caen en todos los recintos deportivos del mundo.
El show de los visitantes continuó con el técnico Cantillana que también acusó ser golpeado por algún objeto contundente, cosa que afortunadamente no pasó a mayores.
En el vestuario ariqueño los jugadores manifestaron su alegría diciendo que es un trabajo de equipo y que el plantel tiene figuras desequilibrantes para de un momento a otro marcar la diferencia. En el clásico anterior la figura fue Rafael Celedón con 3 golazos, esta vez la figura fue el goleador de la Primera B, Joel Estay quien también aportó con un «hat trick».
También brilló con luces propias el veloz delantero José Espinoza que jugó de igual a igual frente a los experimentados defensores iquiqueños y «le faltó el respeto» futbolísticamente con su talento, solo le faltó el gol para coronar su gran actuación.
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